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Tuesday, October 4, 2011

Palabras sabias de sobre el resentimiento, Eckhart Tolle


...El resentimiento es la emoción que acompaña a las lamentaciones y a
los rótulos mentales, y refuerza todavía más el ego. El resentimiento
equivale a sentir amargura, indignación, agravio u ofensa.

Resentimos la codicia de la gente, su deshonestidad, su falta de
integridad, lo que hace, lo que hizo en el pasado, lo que dijo, lo que
no hizo, lo que debió o no hacer.

Al ego le encanta. En lugar de pasar por alto la inconciencia de los
demás, la incorporamos en su identidad. ¿Quién lo hace? Nuestra
inconciencia, nuestro ego. Algunas veces, la "falta" que percibimos en
otra persona ni siquiera existe.

Es una interpretación equivocada, una proyección de una mente
condicionada para ver enemigos en los demás y elevarse por encima de
ellos.

En otras ocasiones, la falta puede existir pero la amplificamos al
fijarnos en ella, a veces hasta el punto de excluir todo lo demás. Y
fortalecemos en nosotros aquello contra lo cual reaccionamos en otra
persona.

No reaccionar al ego de los demás es una de las formas más eficaces no
solamente de trascender el ego propio sino también de disolver el ego
colectivo de los seres humanos.

Pero solamente podemos estar en un estado donde no hay reacción si
podemos reconocer que el comportamiento del otro viene del ego, que es
una expresión de la disfunción colectiva de la humanidad. Cuando
reconocemos que no es personal, se pierde la compulsión de reaccionar
como si lo fuera.

Al no reaccionar frente al ego logramos hacer aflorar la cordura en
los demás, es decir, oponer la conciencia incondicionada a la
condicionada.

En ocasiones quizás sea necesario tomar medidas prácticas para
protegernos contra personas profundamente inconscientes. Y podemos
hacerlo sin crear enemistad. Sin embargo, la mayor protección es
permanecer en la conciencia. Una persona se convierte en enemiga
cuando personalizamos la inconciencia de su ego.

No reaccionar no es señal de debilidad sino de fuerza. Otra forma de
expresar la ausencia de reacción es el perdón. Perdonar es pasar por
alto o no reparar.

No reparamos en el ego sino que miramos la cordura alojada en la
esencia de todos los seres humanos.
Al ego le encanta quejarse y resentirse no solamente con respecto a
otras personas, sino también a las situaciones.

Lo mismo que se le hace a una persona se le puede hacer a una
situación: convertirla en enemiga. La implicación siempre es: esto no
debería estar sucediendo; no quiero estar aquí; no quiero tener que
hacer esto; es una injusticia conmigo.
Por supuesto el peor enemigo del ego es el momento presente, es decir,
la vida misma.

No se deben confundir las quejas con el hecho de hacer ver a una
persona una deficiencia o un error a fin de que pueda corregirlo. Y
abstenerse de quejarse no significa necesariamente tolerar la mala
calidad o la mala conducta.
No es cuestión de ego decirle a un mesero que la sopa está fría y que
debe calentarse, siempre y cuando nos atengamos a los hechos, los
cuales siempre son neutros.

Renegar es decir "Cómo se atreve a traerme una sopa fría". Hay allí un
"yo" al cual le encanta sentirse personalmente ofendido por la sopa
fría y que va a sacar el mayor provecho de la situación, un "yo" que
disfruta cuando encuentra la falta en el otro.

Las quejas a las cuales nos referimos están al servicio del ego, no del cambio.
Algunas veces es obvio que el ego realmente no desee cambiar a fin de
poder continuar quejándose.

Trate de atrapar a la voz de su mente en el momento mismo en que se
queja de algo, y reconózcala por lo que es: la voz del ego, nada más
que un patrón mental condicionado, un pensamiento. Cada vez que tome
nota de esa voz, también se dará cuenta de que usted no es la voz sino
el ser que toma conciencia de ella.

En efecto, usted es la conciencia consciente de la voz. Allá en el
fondo está la conciencia, mientras que la voz, el pensador, está en
primer plano.

Es así como usted se libera del ego, de la mente no observada. Tan
pronto como tome conciencia del ego que mora en usted, deja de ser ego
para convertirse en un viejo patrón mental condicionado.
El ego implica inconciencia. La conciencia y el ego no pueden coexistir.

El viejo patrón o hábito mental puede sobrevivir y reaparecer durante
un tiempo porque trae el impulso de miles de años de inconciencia
colectiva, pero cada vez que se lo reconoce, se debilita.

Eckhart Tolle, (Extraído de su libro es español, Una Nueva Tierra, Capítulo 3)

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